miércoles, 6 de junio de 2007

Mi gusto por mi dolor

A mi alrededor todo sigue igual. La única diferencia soy yo. De eso me de dado cuenta hace meses. Meses en los que empezó todo de nuevo.
Por estos días estuve leyendo un libro donde decía que la mejor parte del amor era separación.
El autor decía que la separación era la parte más profunda y placentera del amor y como tal, había que disfrutarla hasta que ya no quede nada.
Así que; si has de amar, has de sufrir cuando todo haya acabado.
Al leer el argumento, sentí un inmenso placer de sentir este dolor dentro. Las lágrimas, la angustia, la desilusión, la decepción, el tiempo invertido para llegar a nada, todo se torno delicioso en mi cuerpo. Sentí mis venas hinchandose, mi corazón como un punzate, mi piel erizada , mis ojos llorosos, mi mente recordándolo todo, mis oídos oyendo las melodías más deprimentes. Y me gustó. Esta sensación debo disfrutarla. Hay que sentir el dolor, hay que encontrarle el gusto, hay que ser masoquistas porque ese dolor de la separación no será eterno, y en el momento que pase jamás volverá de la misma manera.

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