sábado, 29 de septiembre de 2007

Conectada

Creo que he sido severamente cruel contigo. “Discúlpame, lo hice sin querer”; se suele decir siempre, pero yo lo hice porque en ese momento estaba en otra. ¿Ahora entiendes? No podía hablar contigo en ese momento. Eres un niño y por eso perdón.
Ya sé que me he comportado como una bruja malvada hablándote de esa forma, y sé que hasta estabas un poco nervioso cuando oíste mi voz por el celular. Pero no podía reaccionar de otra manera, como te repito, en ese momento me encontraba en otra; mi mente estaba especialmente en otro espacio. Lo lamento.
Y si no quieres volver a oírme o leerme, pues te entenderé. Creo que es mejor así. Sin embargo debí decírtelo y no hacerte quedar como un idiota. Pero, a lo hecho pecho.
Atte. Cruela

jueves, 27 de septiembre de 2007

Música de mi ayer

Antes de empezar a escribir un testimonio sobre mi salida de ayer por la noche. Quiero hablar de la música de ayer. Y digo de ayer, porque pertenecen más o menos a los años 2003, 2004, 2005 y ya estamos 2007. Entonces la calificaré como: Música de mi Ayer.
Bien, supongo que debe ser mi sentir anímico el que voluntariamente me ha dirigido hacia mi habitación y me ha hecho sacar el estuche de cd’s con la música de mi ayer. O de repente fue que hace dos días vino a visitarme una amiga y saqué los cd’s para ver qué música tenía. Sí debe ser eso.
Y bueno hoy que estoy sola en casa se me ocurrió que en vez de oír radio, debería traer mis discos del ayer y escucharlos para saber qué me transmiten.
Masoquista.
Los discos de mi ayer, como su nombre lo indica, contienen melodías de un ayer que antes, -cuando no era tan ayer- me angustiaba debido a los recuerdos que me producía; pero ahora, lo oigo y es música que me acompaña y me transporta de una manera placentera y serena.
Veremos como continua esto. Pero hasta el momento es como lo he descrito; si embargo, debo aclarar que he colocado tres discos de mi ayer, de diferentes bandas y estilos musicales; entonces, habrá que ver como termina esto. Puede que apague el equipo y salga de casa corriendo hasta la playa en vista que salió un poco de sol, o quizá me quede acá encerrada todo un día más.
Dios, este muchacho me grababa las mejores melodías; quiero decir, las que él sabía que me gustarían. Claro pues, quería conquistarme.

“yo miro tu rostro de cristal,
tu besas mis labios soledad,
yo siento que me vuelvo a enamorar,
cuando toco tus manos soledad,
y siento que me miras desde el mar,
cuando le canto al viento soledad,
ahora se que me vuelvo a enamorar,
eterna compañera soledad"

Está surgiendo el efecto, van pasando las canciones y mientras el sol entra por mi ventana, yo tengo dibujaba una gran sonrisa en el rostro.

martes, 25 de septiembre de 2007

Tu Pirata soy yo

Yo no sé porque quise bajar esta canción. Supongo que fue un flashback de cuando era niña, muy niña diría yo.
Vivíamos en casa de mis abuelos paternos. La cocina era grande y allí se encontraba la radio antigua. Hasta ahora no sé quién era él o la que la prendía, pero a veces sonaba música muy triste. Era extraño porque, casi siempre, no había nadie en la casa y por eso me recuerdo sola paseando por la cocina y el patio, aburrida sin saber que hacer o con quien jugar.
A lo que iba es que una de esas mañanas o tardes en que la radio estaba encendida, oí esa canción. Yo creo que ya desde aquella época caía en depresiones leves porque me entristecía demasiado cuando en la radio programaban canciones tristes. Y es que me recuerdo saliendo corriendo del patio, o de mi habitación, o desde donde me encontrase y era como que las notas musicales me llamaban y me llevaban hasta la cocina para ponerme a flotar con la canción y, era obvio, para entristecerme también. Era como que esa angustia que sentía cuando terminaba la melodía, me atraía porque me dejaba en vilo, me mantenía viva y ya no me aburría.
Sin embargo, la razón del asunto es que por aquella época, mi abuela materna estaba internada en la clínica por una enfermedad inexplicable, entonces por más que yo era una niña de cinco o seis años, también lloraba su ausencia. Por qué claro, la ausencia se veía reflejada en el poco tiempo que mi mamá podía dedicarme a mí y a mis hermanos. Entonces todo se volvía muy vacío alrededor y decaía tremendamente. Puede que la primera vez que haya oído esta canción la recordaba a ella y quería llorar; o también, que un día que la escuche me acordé de ella y de su terrible enfermedad que me enfermaba a mi también. Yo no sé, pero en esa época era todo gris y para colmo era invierno y mis padres casi nunca estaban y yo pensaba que si rezaba todas las noches ella se recuperaría. Pero algunas veces me quedé dormida sin rezar, pero sabía que Diosito perdonaría mi cansancio y que uno de esos días llegarían las noticias de que mi abuela había salido de la clínica. Sin embargo, esa noticia nunca llegó. Y debe ser por eso que alguna vez le cogí cólera a la canción. Porque ella murió y me entristecía demasiado oírla. Así qué cuando sonaba en la radio, yo la apagaba y salía corriendo por ahí, pero la melodía ya se había colado en mi mente y retumbaba para hundirme más y más.
Han tenido que pasar veinte años para despejarme escribiendo esto, para aceptar cual era el rollo que me enlazaba a la canción. Para recordarla a ella junto a mi niñez.

Siempre puedes olvidar

Puedo deslizar en la oscuridad
puedo hasta eclipsar las luces
con sólo mirar
dicen ya entender
mienten
porque en el fondo este misterio
sólo sea esta estrella
quizás mañana alguien viaje para otro país
lo podremos despedir
dame amor hasta mañana
hasta que te quieras ir
siempre puedes olvidar.
Puedo aterrizar sin luces
puedo aterrizar en la oscuridad
puedo hasta abrazar las cruces
es sólo amor
dices al rezar
entra.
Vamos a dar algunas vueltas por ahí
a mirar de cerca
quizás mañana alguien viaje para este país
lo podremos saludar
dame amor hasta mañana
hasta que te quieras ir
siempre puedes olvidar
.
Charly García y Fabiana Cantillo

viernes, 21 de septiembre de 2007

La Perla

Es maravilloso el modo en que un pueblecito se mantiene al tanto de su propia existencia y de la de cada uno de sus miembros. Si cada hombre y cada mujer, cada niño o cada bebé actúan y se conducen según un modelo conocido, y no rompen muros, ni se diferencian de nadie, ni hacen experimento alguno, ni se enferman, ni ponen en peligro la tranquilidad ni la paz del pueblo, en ese caso, pueden desaparecer sin que nunca se oiga hablar de ellos. Pero, tan pronto como un hombre se aparta un paso de las ideas aceptadas, o de los modelo conocidos y en los cuales se confía, lo habitantes se excitan y la comunicación recorre el sistema nervioso de la población. Y cada unidad comunica con el conjunto.

"La Perla", John Steinbeck, capítulo VI.

jueves, 20 de septiembre de 2007

Eras eterno

Caminamos de frente hasta llegar al lugar. Pasamos por un casino y vimos a una chica de rojo y tú dijiste “¡Qué bonita!” Reímos y bajamos al centro comercial.
Por una extraña razón nuestros pasos ingresaron a la dimensión desconocida y descubrimos rostros nuevos y escenas no antes presenciadas por nuestros ojos.
Creo que nos convertimos en robots.
La gente nos miraba pasar de largo, ensimismados y analizando cada situación. "Nosotros, sólo observamos", les dijimos.
Al salir de allí, conversamos sobre lo vivido y en algunas cosas coincidíamos y reíamos.
De pronto, pasamos por el casino otra vez y vimos a la chica rubia, hermosa y de rojo. Te dije, “Mira ahí está otra vez”. Lo hice porque yo quería que no te la perdieras y porque ella era realmente hermosa y por más que haya estado de rojo, el cabello rubio le sentaba muy bien y así trabaje en un casino, ella parecía de un casino de las Vegas.
Luego me hablaste de no sé qué temas y te observé y escuché hasta que llegamos a un parque, nos sentamos en un banca y nuevamente empezó la charla. Entonces, mientras hablabas, me perdí en mi mente y un sentimiento extraño invadió mi ser. Había descubierto que ya no éramos los mismos. Qué esto era mejor que antes. Pero me dolía que fuera así. Simplemente yo no estaba preparada. Y no me quedaba más que aceptar el momento y vivirlo sin estropearlo. Después de todo, era lo que había querido desde un inicio –claro antes de llegar a amarte tanto y hasta querer poseerte entero-. Me dolía vernos en esta situación, pero también me alegraba el compartir tantas locuras contigo. Volví en mí, te miré y nos dieron las diez, así qué tuve que ir en busca del autobús que me regrese de vuelta a casa.

miércoles, 19 de septiembre de 2007

SOL

El sol brincó en el árbol.
Después todo fue pájaros.
Lejos, aquí, llovía
el cielo de tus manos,
un cielo pequeñito,
profundo, solitario.
Hora todo es distancia,
ceguedad, aletazo.
El sol tiene en el árbol
inquietudes de pájaro.
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(Publicado en el Mercurio peruano de julio - agosto de 1928)
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Abstracto

He tenído que luchar, contra mis demonios, para poder abrazarte con mi fotografía.

martes, 18 de septiembre de 2007

El Sol y la Felicidad

Bueno, puede que esté ahora aquí escribiendo porque salió un poco de sol y porque la felicidad me acompaña all the time. Y es que ayer por más que me acosté tarde, hoy me levanté relativamente temprano.
Entonces, hoy decidí no ponerle frenos a mi imaginación y han salidos cosas buenas. Claro, la música es siempre inspiración para mi. Así qué también se lo debo a ella.
Pero más que nada, son el sol y la felicidad los culpables de toda esta efervescencia mía; y claro, porque aún no me dejan sola. Y si a veces me quieren abandonar, siempre regresan. Es que nos hemos hecho muy buenos amigos. Me hacen compartir con otras personas, conocerme más, quererme.
Y es que la felicidad y el sol me llevan de la mano. O si no, yo los jalo a los dos y me los meto en la cartera a donde quiera que voy.

viernes, 7 de septiembre de 2007

ÉL ERA DÉBIL Y YO FUERTE


Él era débil y yo era fuerte,
después él dejó que yo le hiciera pasar
y entonces yo era débil y él era fuerte,
y dejé que él me guiara a casa.
No era lejos, la puerta estaba cerca,
tampoco estaba oscuro, él avanzaba a mi lado,
no había ruido, él no dijo nada,
y eso era lo que yo más deseaba saber.
El día irrumpió, tuvimos que separarnos,
ahora ninguno de los dos era más fuerte,
él luchó, yo también luché,
¡pero no lo hicimos a pesar de todo!
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