jueves, 15 de octubre de 2009

Después del concierto de DM

Me duele el cuello y las pantorrillas.
Este hecho me recuerda nuevamente que mi metro sesenta y dos de estatura nunca me favorece en los conciertos .
Ya que por más que me encontraba en el primer bloque, tenía que mirar al escenario entre las cabezas y los brazos de la multitud.
Sin embargo, esto no fue impedimento para ver bailar a Dave Gahan -amo el movimiento lento de sus manos; poder oir la melodiosa y pontente voz de Martin Gore y proyectarme con un extaciado Andrew Fletcher en el teclado.
.
.
.
Nota: A causa de las 16 horas del viaje de retorno a casa, ahora me encuentro agripada.

No hay comentarios: