martes, 15 de junio de 2010

lo único que me faltaba

Que mal, es la única persona que a diario me hace saber lo moustra que soy; y bueno, mi madre también me lo hacía saber cuando sólo era una niña.
Ahora que retrocedo el tiempo en mi memoria, estoy segura que la culpa de todo la tiene ella. Sí, mi madre, la que hoy por la mañana se fracturó el dedo meñique.
Es ella quien crió y alimentó
con sus gritos, reclamos y a su falta de paciencia a este monstruo en el que me fue convirtiendo.
La perdono, sí, la perdono porque sólo tenía 22 cuando me tuvo, y porque yo en su lugar hubiera hecho lo mismo que ella: perder la paciencia ante cualquier adversidad.
Pero mírame!. Ahora que soy un moustro me reclama, no me soporta, y cuando esto sucede yo sólo desearía sumergirme en agua temperada.

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