jueves, 10 de junio de 2010

Un momento irritante es cuando te estás quedando dormido y cualquier ruido insignificante te despierta y por más que te concentres, te relajes y vuelvas a recobrar el sueño, nuevamente algo te despiertas. Es decir, esperas el momento de la siesta para despejarte por una media hora de tu absurda realidad pero es inutil porque ni siquiera puedes concentrarte para descansar. Los pensamientos irracionales te rondan en todo momento y no te permiten descansar.
Ayer sucedió esto, yo almorcé temprano y muy rápido con la finalidad de tener más tiempo para descansar, pero me fue inutil porque a cada mínimo movimiento que mi cuerpo daba, me despertaba. Era como si las fibras de mi ser estuvieran más activas que nunca. Ya me había pasado esto tiempo atrás y es insoportable.
A continuación sonó el despertador anunciando que ya era hora de volver al trabajo y, sin más ni más, decidí no asistir por la tarde. Obviamente, debido a la decisión, mis sueños giraron alrededor de los deberes que tenía que realizar por la tarde, y lo más extraño, es que el largo sueño en el que resolví los deberes fue en tonalidad sepia.

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